Vacances 24 00026.
Image by Joanbrebo
Plaza Mayor, Almagro, Ciudad Real, Castilla-La Mancha, España.
La plaza medieval sufrió una notable transformación a lo largo del siglo XVI, coincidiendo con la llegada a Almagro de los Fúcar – castellanización del apellido flamenco Fugger -, banqueros súbditos del emperador Carlos V, a quienes se les había arrendado las minas de azogue de Almadén como privilegio por el apoyo económico de la banca familiar durante las guerras de Europa. Se levantaron nuevos edificios en la plaza y se debe a ellos la influencia de las galerías acristaladas, con recuerdos septentrionales, que ennoblecen y dan un aspecto singular a los dos lados mayores de esta Plaza Mayor de Almagro, denominación con la que tradicionalmente se le ha conocido, aunque en distintos momentos haya recibido otros nombre como de la Constitución, de la República, Real o de España, tras la última Guerra Civil. En la década de 1960 se comenzó su restauración que concluyó en 1967, tal como figura en una placa colocada en el edificio del Ayuntamiento. La obra, dirigida por el arquitecto Francisco Pons-Sorolla, devolvió al singular conjunto la nobleza y el esplendor del siglo XVI.
De planta rectangular irregular, uno de sus lados mayores se abre en la parte correspondiente al Palacio Maestral, y según planos antiguos tiene 125 varas de longitud por 44 de anchura, es decir, 104,5 por 37 metros, aproximadamente.
La mayor singularidad de esta plaza se centra en sus lados mayores, donde se levanta un armónico conjunto de viviendas que se disponen sobre soportales en dos alturas, sostenidas por ochenta y cinco columnas de piedra de orden toscano, sobre las que descansan las gruesas zapatas y vigas de madera pintadas de almagre. Estas edificaciones de modestos materiales tienen su mayor originalidad en el doble piso de galería acristalada, que proporciona un característico sabor y notable originalidad al conjunto por tratarse de un caso singular de la arquitectura castellana. Estas galerías estuvieron inicialmente abiertas, eran de carácter público y se utilizaban para presenciar los espectáculos que tenían lugar en la plaza. Posteriormente, fueron cerradas. Sus ventanas balconcillos, al igual que los barrotes torneados, debieron de estar pintados de almagre, pero posteriormente, con motivo de la proclamación del rey Carlos IV en 1788, se pintaron de verde turquesa . Sobre las galerías, sencillos canecillos soportan el alero, y en el tejado, cubierto con teja árabe se levantan buhardillas encaladas, blancas chimeneas y algunas veletas de hierro.
En el lado norte de la plaza, a la derecha desde el Ayuntamiento, se abre el callejón del Villar, donde puede observarse la estructura de la construcción de las viviendas, además de otros elementos, como una columna con capitel tallado en el que figura una jarra con azucenas. En el lado sur se localiza la antigua calle del Toril, hoy del Capitán Parras, en recuerdo de un hijo de este pueblo que murió en 1924, durante la Guerra de África. En esta calle se encuentra la casa de Diego de Molina el Viejo. El soportal y las galerías acristaladas se truncan con dos grandes columnas de granito que sostienen zapatas y una poderosa viga con escudos familiares. La portada enmarcada de piedra, de finales del siglo XVI, presenta un escudo con las armas de Molina, Dávila y Fajardo. Otras edificaciones mantienen algún tipo de interés, como dos casas con dinteles de piedra o la casa de los Rosales, con fachada de fines del siglo XVII.
The medieval square underwent a significant transformation throughout the 16th century, coinciding with the arrival in Almagro of the Fúcars – the Spanish version of the Flemish surname Fugger -, bankers subject to the Emperor Charles V, to whom the Almadén mercury mines had been leased as a privilege for the financial support of the family bank during the wars in Europe. New buildings were built in the square and it is to them that the glass galleries, with northern reminders, which ennoble and give a unique appearance to the two largest sides of this Plaza Mayor de Almagro, the name by which it has traditionally been known, began to be restored, such as the Constitution, the Republic, the Royal or Spain, after the last Civil War. In the 1960s, its restoration began and was completed in 1967, as shown on a plaque placed on the Town Hall building. The work, directed by the architect Francisco Pons-Sorolla, restored the nobility and splendour of the 16th century to the unique complex.
With an irregular rectangular floor plan, one of its larger sides opens onto the part corresponding to the Maestral Palace, and according to old plans it is 125 yards long by 44 wide, that is, approximately 104.5 by 37 metres.
The greatest uniqueness of this square is centred on its larger sides, where a harmonious group of houses is built, arranged on arcades on two levels, supported by eighty-five Tuscan stone columns, on which rest the thick wooden foundations and beams painted in red ochre. These buildings made of modest materials have their greatest originality in the double-storey glass gallery, which provides a characteristic flavour and notable originality to the complex, as it is a unique case of Castilian architecture. These galleries were initially open, were public and were used to watch the shows that took place in the square. Later, they were closed. Their small balconies, like the turned bars, must have been painted red ochre, but later, on the occasion of the proclamation of King Charles IV in 1788, they were painted turquoise green. Above the galleries, simple corbels support the eaves, and on the roof, covered with Arabic tiles, there are whitewashed dormers, white chimneys and some iron weather vanes.
On the north side of the square, to the right of the Town Hall, is the Villar alley, where you can see the structure of the construction of the houses, as well as other elements, such as a column with a carved capital depicting a jar with lilies. On the south side is the old Toril street, today called Captain Parras, in memory of a son of this town who died in 1924, during the African War. On this street is the house of Diego de Molina el Viejo. The arcade and the glass galleries are truncated by two large granite columns that support footings and a powerful beam with family shields. The stone-framed doorway, from the end of the 16th century, features a shield with the arms of Molina, Dávila and Fajardo. Other buildings maintain some kind of interest, such as two houses with stone lintels or the Rosales house, with a façade from the end of the 17th century.